59% de las compañías consideró que la cultura organizacional de su compañía no estaba preparada para enfrentarse a una coyuntura como la actual.
Por Revista Summa
Casi por regla general se debe asumir que las empresas, sin importar el sector en el que se desempeñan, han sufrido algún tipo de impacto por cuenta de la pandemia del covid-19, que en algunos casos pudo haber sido positivo al encontrar nuevas oportunidades, pero que para la gran mayoría, ha sido negativo.
Esta situación ha obligado a muchas organizaciones a rediseñar y/o reformular sus estrategias de planeación organizacional, modelos de trabajo e, incluso, sus servicios. Además, ha puesto sobre la mesa discusiones como la de si realmente estaban preparadas para afrontar un cambio de tal magnitud o si la alta gerencia ha tomado decisiones acertadas y efectivas en tiempos de incertidumbre.
Mucho se ha dicho al respecto y, en ese contexto, Prominence Partners, siendo una consultora boutique especializada en hacer acompañamiento a juntas directivas y comités ejecutivos de empresas en expansión en América Latina, hizo un estudio en el que se puso en evidencia las fisuras de planeación que tienen la mayoría de organizaciones, sin importar el tamaño.
Y es que, según los resultados de este análisis que se hizo a partir de encuesta respondida por 40 líderes de empresas multilatinas, de distintos perfiles, con operaciones en Colombia; pese a que 94% aseguró contar con un ‘Direccionamiento Estratégico Prospectivo’ vigente, la gran mayoría ha tendido a confundir dicho concepto con el de ‘Planeación Estratégica Anual’, que son esencialmente diferentes, pues el primero tiene un potencial transformador a largo plazo, mientras que el segundo, responde casi que a la inmediatez.
De hecho, el 31% de las empresas que participaron señalaron que pese a tener un plan de direccionamiento vigente, el cual estaba siendo ejecutado antes de la pandemia, el alcance de esta hoja de ruta no era igual o mayor a tres años, lo que les resta flexibilidad en la toma de decisiones, así como perspectiva para evaluar el camino por el que se busca que la empresa sobreviva y pueda cumplir con sus objetivos a largo plazo.
Otro hallazgo interesante fue que 21% de los encuestados opinó que su junta directiva no había tomado decisiones de valor durante la crisis, es decir que no fueron útiles o prácticas, lo cual pese a ser la proporción menos representativa de la muestra, sí es estadísticamente significativo al ser de doble dígito. Además, llama especialmente la atención, teniendo en cuenta la responsabilidad que reposa sobre estas personas, que son la cabeza de las empresas y de las cuales se esperaría una aprobación del 100%.
En esa misma línea, se identificó que el 51% de las compañías no cuentan con un cuadro de mando integral o ‘Balanced scorecard’ con datos actualizados en tiempo real, el cual se utiliza para tener control del estado de la organización en la medida que se revisa si las acciones que se están ejecutando van por el camino apropiado para alcanzar los objetivos de la organización, lo cual permite analizar de manera apropiada el desempeño de las juntas directivas.
Adicionalmente, al evaluar la autopercepción de sus esquemas, el 59% de las compañías consideró que la cultura organizacional de su compañía no estaba preparada para enfrentarse a una coyuntura como la actual, lo cual se relaciona con el hecho de que el 41% de los empresarios señalaron que la arquitectura organizacional de la empresa no era la apropiada para ser más competitivos y sostenibles.
Esto sin lugar a dudas invita a la reflexión y a reconsiderar la manera cómo se concibe la planeación y la operación misma de cualquier firma, que de una u otra manera se ha tenido que adaptar a lo que algunos denominan ya como ‘la nueva normalidad’, al tiempo que se deben corregir malos hábitos, como el de dejar para después pensar en el futuro. Ahora más que nunca, las cabezas de las organizaciones deben poner dentro de su lista de prioridades, no solo ‘el mañana’ sino ‘el día después de mañana y aún más allá.