Un estudio del MIT advierte que el uso intensivo de inteligencia artificial como ChatGPT puede reducir la actividad cerebral, afectar la creatividad y generar una peligrosa dependencia cognitiva.
Por Revista Summa
La Inteligencia Artificial está revolucionando la forma en que escribimos, buscamos información, resolvemos problemas e, incluso, pensamos. Herramientas como ChatGPT, aclamadas por su velocidad y versatilidad, han pasado de ser una novedad tecnológica por convertirse en parte habitual del entorno académico y laboral. Pero ¿estamos pagando un precio demasiado alto por esa comodidad?
Un grupo de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) ha lanzado una señal de alerta. Según un estudio reciente liderado por la neurocientífica Natalie Kosmyna y su equipo del MIT Media Lab, el uso constante de IA generativa puede afectar de forma significativa la actividad cerebral, la autonomía intelectual y la creatividad.
Menor actividad cerebral y textos “sin alma”
El experimento, realizado en 2025, dividió a 54 participantes en tres grupos: uno que escribía sin ninguna ayuda (grupo “solo cerebro”), otro que usaba buscadores tradicionales, y un tercero que dependía de ChatGPT. Mientras redactaban, todos fueron monitoreados mediante electroencefalografía (EEG). Los resultados fueron contundentes, porque se evidenció que quienes utilizaron la IA mostraron una reducción de hasta un 50 % en la conectividad neuronal entre regiones clave del cerebro.
Por otra parte, las redacciones generadas con IA fueron calificadas por evaluadores humanos como más impersonales, homogéneas y menos creativas. Incluso cuando los usuarios intentaban volver a escribir por cuenta propia después de usar la herramienta, su rendimiento cognitivo no se recuperaba del todo, como si la mente se hubiera desacostumbrado al mínimo esfuerzo.
Los investigadores hablan entonces de una “deuda cognitiva”, comentó Josué Sánchez, director de la Escuela de Educación de Universidad Fidélitas, porque señalaron que el hábito de delegar tareas intelectuales en sistemas automáticos a la larga puede atrofiar nuestras capacidades de análisis, juicio y expresión creativa.
¿Qué pasa con el pensamiento crítico?
Aunque el estudio no pretende demonizar la IA ni tampoco sugiere un llamado a abandonarla, sí pone el foco en la necesidad de usar estas herramientas con responsabilidad. Como explica la propia Kosmyna, el verdadero problema no es la existencia de la IA, sino su uso desmedido y automático, especialmente en entornos educativos.
“Si los estudiantes acostumbran a escribir todo con ayuda de ChatGPT, ¿qué harán cuando no tengan acceso a la herramienta? ¿Cómo argumentarán, cómo defenderán una idea, cómo escribirán con voz propia?”, cuestiona la investigadora.
El periodista científico Brian Guarino, en un análisis publicado por The Washington Post, coincide con esta preocupación y advierte: “la transición de vuelta al pensamiento independiente no es fácil una vez que se ha cedido el control intelectual”.
Consejos para usar IA sin perder autonomía
Según expertos del MIT y del Gobierno de Canadá, sí es posible convivir con la IA sin renunciar a nuestras funciones cognitivas, pero exige disciplina y conciencia. Algunas recomendaciones prácticas incluyen:
- Alternar tareas con y sin IA para mantener activa la memoria.
- Reescribir con nuestras propias palabras lo que hayamos consultado.
- Usar la IA como punto de partida, no como reemplazo de ideas.
- Cuestionar y verificar la información que genera.
- Fomentar en las aulas evaluaciones en vivo, debates, defensa de ideas y producción autónoma.
Tecnología sí, pero con pensamiento propio
Según Josué Sánchez, este estudio del MIT no busca cancelar la tecnología, sino iniciar una conversación necesaria. Nos habla de una nueva alfabetización digital, donde la clave no está en rechazar la IA, sino en aprender a usarla sin perder lo que nos hace humanos, o sea, la capacidad de pensar, crear y decidir por nosotros mismos.
Porque, en palabras de los investigadores, proteger la mente del automatismo no es retroceder, es defender nuestra libertad interior.