En Septiembre llega el ranking de las Empresas con Mejor Reputación Corporativa 2025
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La IA como núcleo de una transformación compartida

Aug 1, 2025 | Columnas, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Convertirse en una empresa con la IA en su centro no es una moda tecnológica: es un cambio tan trascendental.

Por Fabián Salazar, CEO de GFT Technologies en Centroamérica y el Caribe

Vivimos un punto de inflexión inédito en la historia de la tecnología. En apenas unos años, la Inteligencia Artificial (IA) ha comprimido décadas de progreso: los grandes modelos de lenguaje ya han procesado el equivalente a 10 billones de palabras, absorbido más conocimiento del que cualquier persona podría absorber en 100 mil vidas. La pregunta ya no es cuánto puede aprender la IA, sino qué haremos con esa nueva inteligencia.

Toda organización que quiera seguir siendo relevante necesita entender que la IA dejó de ser solo una herramienta. Es un socio que amplifica capacidades humanas y reinventa industrias. Una vez digerido todo el conocimiento digital disponible, la evolución ahora depende de trasladar lo aprendido al mundo real. De ahí surge una nueva forma de pensar: pasamos de modelos de lenguaje a verdaderos “modelos de experiencia”, diseñados para sectores específicos que operan casi como extensiones vivas de un banco, una fábrica o una aseguradora.

Este salto implica también imaginar nuevas arquitecturas. Los sistemas del futuro funcionarán como “cerebros digitales” capaces de aprender y adaptarse de forma parecida a la inteligencia humana. Redes neuronales, predicciones temporales y aprendizajes colaborativos convivirán para mapear relaciones complejas y garantizar seguridad y regulación. La idea de “un cerebro, muchas mentes” busca precisamente diversificar cómo resolvemos problemas reales y generamos valor.

Convertirse en una empresa con la IA en su centro no es una moda tecnológica: es un cambio tan trascendental como fue internet en su momento. Las compañías que llegan a abrazar esta forma de trabajo ya reportan mejoras significativas tales como: reducción de costos, toma de decisiones más precisas y conseguir retornos que multiplican la inversión inicial. Pero la verdadera transformación va más allá de adoptar algoritmos; exige reimaginar procesos, capacitar equipos y crear culturas que integren personas y máquinas como colaboradores donde se puede colaborar para elevar las organizaciones a un nivel superior de eficiencia y productividad.

Lo que se dibuja es un futuro de equipos híbridos. La IA debe verse como una herramienta al servicio de las personas; mañana la misma será su copiloto o asistente. Aprenderemos a comunicarnos con estos sistemas y a compartir responsabilidades. No se trata de sustituir lo humano, sino de combinar fortalezas. La IA asumirá tareas repetitivas y complejas para que podamos dedicarnos a lo que sabemos hacer mejor: pensar, crear, decidir.

Para dar los primeros pasos, cada organización debería reflexionar sobre su madurez de datos, identificar casos de uso de alto impacto, y establecer principios éticos claros. No es “hombre contra máquina”, sino “hombre con máquina”. Este cambio ya empezó y no pertenece a un futuro lejano: está a la vuelta de la esquina.

Esta revolución ya comenzó. La IA como política y estrategia central no solo transforma empresas: puede transformar vidas, comunidades y la forma en que resolvemos desafíos globales. Más que una opción, es una invitación a construir, juntos, un futuro más inteligente, con amplificación de capacidades humanas, no sustitución.

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