Sea parte del especial “Las Empresas más Sostenibles de la región” en agosto 2025.
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Sembrar un futuro sostenible

Jun 24, 2025 | Columnas, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Gracias a los avances científicos y al uso de insumos más sostenibles, la agricultura moderna es cada vez más productiva y eficiente. Sin embargo, aún enfrenta múltiples desafíos.

Por Sanaa Abouzaid, gerente regional de IFC para Centroamérica

En tiempos de volatilidad e incertidumbre, la agricultura sigue siendo esencial: alimenta poblaciones, genera empleo y sustenta economías. La demanda de alimentos nutritivos y accesibles no solo se mantiene, sino que crece, impulsando al sector a innovar y adaptarse. Gracias a los avances científicos y al uso de insumos más sostenibles, la agricultura moderna es cada vez más productiva y eficiente.

Sin embargo, esta actividad enfrenta retos significativos. Un estudio publicado en Nature señala que la agricultura es responsable de más de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Además, utiliza un 70% de los recursos hídricos disponibles a nivel mundial, según datos del Banco Mundial. Estos desafíos dejan en claro la necesidad de una transformación profunda del sector.

Afortunadamente, la innovación ha comenzado a trazar ese camino. Hoy, los sistemas de riego por goteo permiten un 70% de ahorro de agua en comparación con otros sistemas más tradicionales. El avance en insumos biológicos está dinamizando la transición hacia modelos de agricultura regenerativa. Asimismo, la inteligencia artificial ha hecho posible crear aplicaciones que detectan plagas, responsables de entre un 20% y 40% de las pérdidas en cultivos, en tiempo real.

Cosechar el mañana

El sector privado tiene un papel central en esta historia, liderando la adopción de tecnologías limpias, prácticas regenerativas y modelos de negocio innovadores. Esta es una oportunidad clave, especialmente para Centroamérica, donde el campo no solo abastece al mercado interno, sino que también impulsa las exportaciones y crea puestos de trabajo. En países como Costa Rica, Guatemala y Nicaragua, la agricultura sigue siendo un pilar del desarrollo económico y social. Por ello, avanzar hacia un modelo más sostenible es tanto una necesidad ambiental como una apuesta estratégica para el crecimiento de la región.

Una de las vías más prometedoras es la agricultura regenerativa, un enfoque que no solo busca reducir el impacto ambiental, sino también restaurar la salud del suelo y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas agrícolas. Esta práctica se apoya en el uso de insumos biológicos, como biofertilizantes y biopesticidas, que mejoran la fertilidad del suelo y reducen la dependencia de productos químicos. Un ejemplo destacado es el fertilizante verde de nitrato de calcio y amonio desarrollado por ATOME, cuya huella de carbono es considerablemente menor que la de opciones convencionales, ya que minimiza la emisión de óxido nitroso, un potente GEI.

La economía circular, por su parte, ofrece una hoja de ruta para convertir los residuos en recursos y cerrar los ciclos productivos. Un caso de éxito es el de ProNuvo, una empresa costarricense que produce alimento para animales a partir de proteína de insectos. Con el respaldo de la Corporación Financiera Internacional (IFC), ProNuvo utiliza desechos orgánicos para nutrir larvas de mosca, generando proteínas y grasas de alta calidad, mientras que los residuos del proceso pasan a ser fertilizante orgánico.

Un tercer punto es el uso eficiente del agua. Alimentar a una sola persona cada día requiere aproximadamente 3.000 litros de agua. Por eso, es crucial que los agricultores adopten sistemas de riego eficientes y utilicen insumos que ayuden a retener la humedad en los suelos. También es vital comprender los patrones climáticos y anticiparse a fenómenos como El Niño, especialmente en regiones vulnerables como el Corredor Seco Centroamericano. Esto permite establecer mecanismos de recolección y conservación de agua que fortalezcan la resiliencia agrícola.

Por último, son bienvenidas las alianzas que favorezcan el desarrollo de la agricultura climáticamente inteligente (ACI), una aproximación que permite incrementar la productividad e ingresos agrícolas, fortalecer la resiliencia climática y reducir emisiones. Aquí podemos mencionar el acuerdo entre IFC y BANHCAFE, reconocida institución bancaria de Honduras, que, con base en la ACI, tiene como fin ayudar a la entidad a desarrollar nuevas soluciones financieras y no financieras para agricultores y pymes agrícolas. A la vez, el financiamiento de IFC a Banco Industrial de Guatemala, recientemente anunciado, permitirá escalar proyectos sostenibles, incluyendo iniciativas de ACI, sentando así las bases para un futuro más verde y próspero para el país y la región.

En conclusión, la agricultura en Centroamérica está viviendo una transformación profunda, impulsada por el dinamismo del sector privado y la adopción de tecnologías y enfoques innovadores. Prácticas como la economía circular, el uso de insumos alternativos y una gestión más eficiente del agua están mostrando que es posible armonizar la producción de alimentos con la protección del medio ambiente. Así, el sector está sembrando las bases de un futuro más sostenible.

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