La última crisis de Boeing se inició el pasado 5 de enero cuando un 737-9 MAX de Alaska Airlines perdió parte del fuselaje.
Por EFE
Boeing aseguró este jueves que ya está implementando muchas de las acciones recogidas en la hoja de ruta que el fabricante aeronáutico presentó este jueves a las autoridades estadounidenses para resolver los graves problemas de seguridad que han sufrido sus aviones.
En un comunicado, el presidente y consejero delegado de Boeing, Dave Calhoun, declaró que la compañía escuchó a sus empleados, mantuvo una relación transparente con los reguladores y aceptó «las recomendaciones» de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA).
La hoja de ruta incluye «grandes inversiones para ampliar y mejorar la capacitación» de la plantilla, la simplificación del proceso de fabricación y «la eliminación de los defectos en su origen».
Calhoun añadió que «muchas de estas acciones están en marcha» y afirmó que el equipo directivo está comprometido «a ejecutar cada elemento del plan».
Tanto Calhoun como la consejera delegada de la unidad de Aviones Comerciales de Boeing, Stephanie Pope, expresaron su confianza en que esa estrategia solucionará los graves problemas de calidad y seguridad de sus aviones.
Pero la FAA indicó este jueves que no autorizará a Boeing nuevos aumentos de producción, más allá del cupo actual, hasta que el plan de seguridad sea satisfactorio.
El administrador de la FAA, Mike Whitaker, afirmó tras reunirse con los dirigentes del fabricante aeronáutico para recibir la hoja de ruta que la agencia federal necesita «ver un compromiso fuerte e inquebrantable con la seguridad y la calidad».
«Nuestro objetivo es asegurarnos de que Boeing realice los cambios necesarios y cuente con las herramientas adecuadas para sostener esos cambios», dijo.
La última crisis de Boeing se inició el pasado 5 de enero cuando un 737-9 MAX de Alaska Airlines perdió parte del fuselaje poco después de su despegue por un error en el proceso de ensamblaje de un panel.
Tras el incidente, que no causó víctimas mortales, la FAA dio a Boeing 90 días para presentar un plan para solucionar los problemas de calidad en la producción de sus aviones.
Además, el pasado 6 de mayo la FAA inició una investigación a Boeing después de que un extrabajador del fabricante, el ingeniero Sam Salehpour, denunciara que el fuselaje del 787 Dreamliner estaba montado de forma inadecuada y en riesgo de partirse en pleno vuelo.
Y el 24 de mayo, la FAA detuvo la expansión de la producción de los aviones MAX, incluidos los 737-9.