se mencionó el desequilibrio comercial entre Europa y China, ya que las exportaciones chinas a Europa han aumentado considerablemente.
Por EFE
Los empresarios europeos alertaron con preocupación que la recuperación económica de China en 2023 se ha ralentizado a medida que avanzaba el año, reveló este miércoles el informe anual de la Cámara de Comercio Europea en el gigante asiático.
La falta de demanda acumulada esperada, que no se materializó como se esperaba tras el fin de las políticas antipandémicas, afectó significativamente la actividad manufacturera y los precios en el país, según el documento.
El presidente de la Cámara, Jens Eskelund, destacó la incertidumbre en la relación que China quiere mantener con las empresas extranjeras, citando la “ambigüedad” entre el enfoque en la seguridad nacional y la autosuficiencia frente al compromiso con la reforma y la apertura.
Esta “confusión” ha generado “desafíos adicionales” para las compañías europeas que operan en el país asiático.
El informe también abordó problemas económicos persistentes en China, como la creciente deuda gubernamental y los desafíos en el sector inmobiliario, que continúan sin resolverse.
A su vez, el informe destaca que el dividendo demográfico de China “está disminuyendo”, y la tasa de desempleo juvenil urbano ha alcanzado “niveles récord”, lo que plantea preocupaciones adicionales sobre la salud económica del país.
La presentación del informe también señaló la falta de transparencia en los datos económicos y las dificultades que enfrentan las empresas extranjeras para acceder a información confiable y completa.
Además, se mencionó el desequilibrio comercial entre Europa y China, ya que las exportaciones chinas a Europa han aumentado considerablemente.
Según Eskelund, las exportaciones europeas a China ascienden a aproximadamente 200.000 millones de euros en bienes, mientras que el trasvase en sentido opuesto fue de más de 600.000 millones de euros, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de esta situación.
En medio de estos desafíos, las empresas europeas en China buscan «claridad y estabilidad» para sus operaciones y se mantienen alerta ante la evolución de la situación económica en el país asiático.