En definitiva, las consecuencias de una inflación descontrolada son negativas para las empresas.
Por Revista Summa
La inflación afecta a las empresas más grandes como a las más pequeñas, aunque es evidente que la repercusión no es la misma y que depende de muchos factores que pueden hacer que cada negocio gestione la inflación con mayor o menor fortuna.
Por eso, el equipo de Kambista, casa de cambio digital, recomienda estas buenas prácticas para que la inflación no afecte a tu negocio.
Primero que nada, aprendamos cómo afecta la inflación a las empresas:
- La balanza comercial:
Si una empresa logra seguir manteniendo su volumen de ventas pese a la inflación pero a costa de mayores precios, no hay duda que esa empresa se verá beneficiada. Y si eso sucede a nivel general en todas las entidades de un sector o un país, los efectos serían positivos en la balanza comercial.
Sin embargo, eso no suele suceder y si sucede es probable que sea tan solo por un periodo de tiempo.
- Descenso en el consumo
Es natural que si el crecimiento en la inflación es continuo y sostenido en el tiempo provoque descensos generalizados en el consumo, especialmente de bienes y servicios que no son de primera necesidad. Los ciudadanos no pueden mantener su nivel de gasto y optan por reducir el consumo de bienes y servicios que no sean imprescindibles. Por eso, las empresas dedicadas a estos sectores de menor necesidad son las primeras afectadas cuando la inflación crece.
- Poder adquisitivo reducido
Si es que con el mismo ingreso que percibe mensualmente una persona tiene que hacer frente a las mismas necesidades que ahora debido a la inflación son más caras, es evidente que el poder adquisitivo se ve reducido. Las pequeñas empresas ven cómo sus clientes tienen que reducir sus gastos.
- Proveedores
Toda empresa depende de proveedores y la inflación también dispara el precio en el caso de las materias primas, costos administrativos, entre otros gastos que soporta una estructura empresarial. Las consecuencias no son positivas, como es evidente.
Entonces, ¿qué hacer con tu negocio frente a la inflación?
Ahora que ya tienes más claro cómo afecta la inflación a las empresas, veamos 4 buenas prácticas que puedes llevar a cabo para controlarla.
- Replantea tu estrategia de producto y ventas
No todas las empresas se pueden permitir trasladar los costes a sus clientes, por lo que una buena estrategia es replantear la estrategia de producto y comercialización. Esto significa diversificar la gama de productos y servicios que puedan tener márgenes más altos y explorar en segmentos en los que los clientes sean menos sensibles a los precios.
- Gestiona de manera eficiente los gastos de la empresa
Otra forma de combatir la inflación es ajustando al máximo los gastos que genera tu negocio. Es momento de restringir todo aquel gasto que no sea estrictamente necesario. Además, a la vez que disminuyes costes, mejoras la eficiencia de la empresa. Reducir desperdicios, automatizar procesos, todo suma. Recuerda que cada sol fortalece tu flujo de efectivo.
- Diferencia los gastos estratégicos de los no estratégicos
Siguiendo con la recomendación anterior, también es importante que reconozcan dónde hay que recortar gastos para mejorar el rendimiento de los costos operativos y dónde se puede invertir en acciones estratégicas para impulsar el crecimiento del negocio en momentos de crisis.
- Apuesta por la automatización
Automatizar procesos manuales permite liberar a los empleados de trabajo que realmente no aporta valor a la empresa. Las compañías que apuestan por la automatización son capaces de afrontar las crisis con mayor estabilidad, obtener más ingresos estables, evitar interrupciones en la cadena de suministro y promover la productividad.
En definitiva, las consecuencias de una inflación descontrolada son negativas para las empresas, pero muchos expertos coinciden que estos efectos pueden minimizarse e incluso hasta llegar a evitarse cuando las organizaciones cuentan con un plan de emergencia para estos casos.
Recuerda que la respuesta más certera a la inflación debe ser el control de costes y la eficiencia en tu negocio. Así podrás controlar un poco mejor que el coste de la inflación se transmita lo menos posible al precio final de tus bienes o servicios y, de esta manera, mantener la demanda de tus clientes evitando que tus ingresos caigan por los suelos.