Figueres nombró el pasado 9 de febrero como su jefa de campaña para la segunda ronda a la exdiputada, periodista y experta en relaciones internacionales Alicia Fournier.
Por EFE
Los derechos de las mujeres han tomado un sitio prioritario en la campaña electoral hacia la segunda ronda en Costa Rica con el nombramiento de mujeres en las jefaturas de campaña y la firma de compromisos, pero esto no termina de convencer a grupos feministas que cuestionan la autoridad moral de los dos candidatos.
El expresidente José María Figueres, del Partido Liberación Nacional (PLN), que ejerció como jefe de Estado entre 1994 y 1998, y el economista Rodrigo Chaves, del Partido Progreso Social Democrático, se enfrentarán en la segunda ronda electoral del próximo 3 de abril y en los pocos días que han pasado después de la primera vuelta del 6 de febrero, han lanzado mensajes en busca del voto femenino.
Figueres nombró el pasado 9 de febrero como su jefa de campaña para la segunda ronda a la exdiputada, periodista y experta en relaciones internacionales Alicia Fournier, mientras que en la acera del frente, Chaves anunció al día siguiente a la doctora en medicina Joselyn Chacón como su jefa de campaña.
Ambos candidatos también tienen a una mujer en la fórmula presidencial: Figueres a Laura Arguedas como candidata a primera vicepresidenta, y Chaves a Mary Munive como candidata a segunda vicepresidenta.
Tras esos mensajes, ambos candidatos han mencionado en diferentes ocasiones la necesidad de que una mayor participación de las mujeres en la política, la economía y en los puestos de poder.
De cara a la segunda ronda, Figueres también firmó un compromiso para la defensa de los derechos de las mujeres y fortalecer el estatal Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu).
“El compromiso es enorme. La capacitación para nuevas masculinidades es esencial, así como avanzar en la corresponsabilidad de los cuidados, es decir, que los hombres asuman parte del cuido de los niños, niñas o adultos mayores que está a su cargo. Además, fortalecer las políticas públicas para respetar los derechos de todas las mujeres», dijo Figueres.
Las constantes referencias a los derechos de las mujeres durante la campaña comenzaron antes de la primera vuelta cuando medios locales publicaron que Chaves, quien en las encuestas aparecía con poco apoyo, fue denunciado por acoso sexual por compañeras suyas cuando era economista del Banco Mundial.
El candidato trató de minimizar la situación, pero los otros candidatos insistieron en el tema durante los debates, y los colectivos feministas impulsaron una suerte de campaña en redes sociales para que la gente no votara por Chaves.
En la última semana de debates en los principales canales de televisión de Costa Rica, «Chaves posicionó un discurso en contra de la corrupción y de los partidos tradicionales, y además insistió en sus conocimientos en economía para presentarse como un candidato ideal para sacar al país adelante tras la crisis económica causada por la pandemia», explicó a Efe el analista Jorge Salazar.
Figueres obtuvo el 27,6 % de los votos, seguido por Chaves con 16,70 %, en unas elecciones en las que participaron 25 candidatos y en las que hubo una abstención del 40 %.
Aunque la mayoría quiso centrarse en los temas económicos durante la campaña, lo cierto es los derechos de las mujeres se han posicionado en los discursos.
Colectivos feministas han mostrado su desconfianza hacia los candidatos y la manera en que se han abordado los temas de igualdad de género.
Por ejemplo, el grupo Mujeres en Acción emitió un pronunciamiento en el que señala que las mujeres siguen siendo las más golpeadas por la crisis económica y el desempleo, y que durante la pandemia también se incrementó su carga de trabajo en el hogar.
En su pronunciamiento, el colectivo señala que los dos candidatos para la segunda vuelta pertenecen a la clase política que, consideran, ha provocado el deterioro económico del país.
«Desde Mujeres en Acción afirmamos que ninguno de los dos tiene autoridad moral ni trayectoria política para presentarse como abanderado de nuestros derechos. No son suficientes la firma de cartas de compromiso ni el discurso vacío», indica el documento.