Los aspectos corporales y la vestimenta forman parte importante de lo que transmitimos y de cuánta influencia generamos en los demás.
Por Luigina Campos / Asesora de Imagen y marca personal
Una buena imagen pública, que transmita confianza y credibilidad, se construye con coherencia y claridad. No vasta con ser un profesional apto, también hay que parecerlo. Una persona puede verse o no creíble, generar o no impacto positivo, mostrar conocimiento o todo lo contrario. Es que más del 90% de lo que transmitimos se reconoce mediante la vista, uno de los sentidos más importantes a la hora de rechazar o aceptar algo. Por lo tanto, vale la pena cuestionarnos si estamos real- mente proyectando lo que deseamos con nuestra apariencia, si estamos convenciendo a la audiencia de nuestras capacidades y si estamos logrando evidenciar nuestro profesionalismo.
Las 3C de la marca personal son vi- tales para generar una imagen de éxito. Conózcalas y aplíquelas.
1 Constancia. La reputación que nos ganamos al desarrollar nuestra marca personal no se sostiene sin bases firmes, requiere de buenos cimientos. Pero no basta con eso, la credibilidad puede perderse cuando algo no es constante. E generar dudas de lo que proyectamos podría dar al traste con aquel mensaje de comunicación que queremos transmitir. Si una persona hoy luce accesible, segura y decidida, pero al día siguiente su lenguaje corporal es lejano, déspota o distante, esa irregularidad nos hará pensar que no es confiable y que puede estar fingiendo.
2 Coherencia. No se puede trabajar en un ambiente cuyo público meta tenga cierta expectativa y reciba todo lo contrario de nuestra parte. Es decir, una persona que trabaje en un banco o en un bufete de abogados podría ser muy capaz, pero proyectar con su vestimenta o lenguaje corporal descuido, falta de profesionalismo o incluso poco interés. Eso por supuesto no es lo que el cliente espera y, por ende, generará rechazo y desconfianza. Es importante tomar en cuenta nuestra esencia, el entorno en el que nos desenvolvemos y lo que espera el público meta de nosotros. La incoherencia en los mensajes es fatal.
3 Claridad. El individuo que trabaje su marca personal no puede confundir en su mensaje las bondades de su producto o servicio. Dudar o no saber hacia dónde se dirige le generará al cliente incertidumbre. Sus ademanes, gestos, postura deberán ser claros y precisos, sin dejar espacio para la desconfianza.