En el plazo de 12 años se muestra un deterioro en las calificaciones de riesgo país emitida por tres firmas internacionales hacia Guatemala que reflejan los avances pero también las debilidades persistentes en el país.
Por Prensa Libre
Aunque la situación macroeconómica es bien vista, los informes de evaluación de estas firmas contienen observaciones a temas recurrentes que el país debe resolver y no lo ha logrado a través de los años.
En el caso de Fitch, en el 2010 tenía calificado al país como BB+ con perspectiva estable, posteriormente pasó a negativa, y en el 2014 la bajó a BB estable en la cual estuvo por cuatro años más hasta que en el 2019 la bajaron a negativa.
En abril del 2020 la firma decidió bajar la nota de riesgo a BB- con perspectiva estable y en la revisión efectuada en abril del 2021, se mantuvo la calificación.
Fabián Juárez, analista de Asíes, calificó como preocupante esa decisión ya que en abril del año pasado la firma bajó la calificación por efectos de la pandemia porque le preocupaba que los ingresos fueran insuficientes para cumplir las obligaciones y el aumento del déficit fiscal, pero que ahora, a pesar de las mejores perspectivas económicas para el 2021 no se recuperó la calificación anterior.
“En 2010 teníamos calificación BB+ y desde allí se ha empeorado la calificación”, añadió al comentar que dicha firma ha establecido algunas temáticas en las que el país debe trabajar para mejorar la calificación de país. Entre estos, mejorar la recaudación de impuestos y manejo adecuado de deuda, más inversión para mejorar la productividad y en el tema de gobernanza el combate a corrupción y fortalecer el estado de derecho.
Moody´s tenía al país calificado en el 2010 como Ba1 con perspectiva estable, la modificó a negativa en el 2015 y 2016, aunque la volvió a recuperar, la colocó de nuevo en noviembre del 2021 con perspectiva negativa la cual sigue así según el boletín de febrero.
Esta firma refiere que hay una gestión fiscal prudente, continuidad de la estabilidad macroeconómica, y las remesas enviadas por lo migrantes que son superiores al 10% del PIB. Los desafíos crediticios son los indicadores débiles en el Estado de derecho y la gobernanza, los bajos ingresos del gobierno en comparación con países con calificaciones similares y bajos ingresos per cápita en comparación con sus países pares calificados como Ba1.
El puntaje de impacto crediticio de Guatemala es altamente negativo, lo que refleja su débil perfil de gobernanza y su limitada resiliencia debido a bajo desarrollo económico, su exposición altamente negativa a los riesgos sociales y una exposición moderadamente negativa a los riesgos ambientales, refiere el informe de febrero pasado.
En el caso de Standard & Poor´s (S&P), el 2010 estaba en BB+ estable y fue bajando paulatinamente hasta llegar a BB- con perspectiva estable hasta el 2017 y en la cual se ha mantenido hasta la fecha, según el boletín emitido en abril del 2021.
En este documento refirió que a pesar de la contención del impacto de covid-19, un desafiante entorno político e instituciones públicas aún en desarrollo afectan la capacidad del soberano para fomentar el crecimiento económico a largo plazo. Además hace referencia a los bajos ingresos tributarios bajos en comparación a otros países y que la tendencia de crecimiento del PIB real per cápita muy por debajo de los países en la misma categoría del PIB.
“El legado político se refleja en instituciones públicas aún débiles, pesos y contrapesos inciertos; corrupción y servicios públicos inadecuados. El estado de derecho y el cumplimiento de contratos se mantienen como un desafío en el país”, añade otra parte del informe.
Según Juárez, aunque las calificadoras coinciden en algunas debilidades como las mencionadas también hay otros indicadores que han venido desmejorando.
Aunque algunos puedan decir que las baja se debe a la pandemia en el 2020, las bajas han sido constantes en otros años, dijo Juárez.
- En el 2010 se registró una recaudación neta de Q34 mil 772 millones que representó 10.4% de carga tributaria (porcentaje de ingresos de impuestos respecto del PIB). Del 2012 al 2014 se mantuvo en 11%, pero desde el 2015 es menor. Los más bajos son el 2019 con 10.6% y el 2020 con 10.1%, aunque en monto de ingresos tributarios duplicó la cifra del 2010.
- La Inversión Extranjera Directa (IED), en el 2010 fue de US$658.3 millones, después subió hasta llegar a US$1,479.3 en el 2013. Posterior a eso empezó a bajar a US$980.7 millones en el 2018; US$974.7 millones en el 2019 y US$915.2 millones en el 2020.
- Respecto al déficit fiscal, del 3% del PIB en el 2010 a empezó a bajar hasta 1.1% en el 2016. Luego empezó a subir de nuevo y llegó a 2.2% en el 2019 y el 2020 en 4.9%
- En tanto la deuda se registraba en 24.3% como porcentaje del PIB en el 2010, tuvo comportamientos variables posteriormente, pero en el 2016 empezó a subir a 25%; en el 2018 y 2019 quedó en 26.6%, mientras que en el 2020 llegó a 31.6%, se estima en 35.1% en el 2021.
- El PIB percápita (el ingreso promedio anual del guatemalteco) se situó en el 2010 en US$2,879 con un crecimiento de 7%. Del 2012 al 2017 creció, pero a un ritmo menor de entre 4.5% a 6.7% (excepto el 2014 que estuvo en 7.3%). En el 2018 se registró en 0.5% y en el 2019 en 3.3% que representa US$4,619. Para el 2020 tendría una caída de -0.5%, a US$4 mil 592.7 (según estimaciones divulgadas en enero del 2021).
- Respecto al PIB general, refieren que es positivo el comportamiento macroeconómico, pero el crecimiento (promedio de 3% anual) no es suficiente para el país. Para el 2020 se estima que cerró en 0.5% y se proyectó un rango de entre 3.5% a 5% de crecimiento para el 2021.
Juan Carlos Zapata, director de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), opinó que las calificaciones de riesgo país no han bajado en el último año desde que empezó la pandemia, aspecto que considera importante desde en medio de una pandemia, y aún con las limitaciones de la vacunación.
Al ser consultado sobre el deterioro de las calificaciones del 2010 a la fecha, Zapata refirió que ese comportamiento no solo se observa en Guatemala sino en la mayoría de países de Latinoamérica, las cuales incluso en algunos han bajado el último año.
El ejecutivo refirió que al país se le reconocen fortalezas como su estabilidad macroeconómica, la capacidad de innovación del sector privado, además que como país ha logrado generar una agenda de reducción de la violencia y reducción de las tasas de homicidio. Agrega que Guatemala ha sido capaz de ser resiliente, aún con cambios de presidente de la República, con tormentas y con pandemia, sigue creciendo.
Es importante resaltar que en toda Latinoamérica debe existir un esfuerzo para fortalecer las capacidades del Estado, y en esta temática se incluye también a Guatemala, mencionó al explicar que al país se le critica la debilidad institucional, aspecto que no le permiten aumentar las capacidades del Estado en atender a la población, además en el marco de certeza, Estado de Derecho, la representación política.
Explicó además que “la calificación de riesgo país es un reflejo de muchas calificaciones, se toman en cuenta el índice de Estado de Derecho, el Índice de Democracia, el de Corrupción y de Gobernabilidad”, además la agenda de desarrollo humando, indicó Zapata. “Lo que ha estado en retroceso es la certeza jurídica y el fortalecimiento institucional”.
En resumen, lo que evalúan en estos aspectos es cómo Guatemala logra cumplir los preceptos constitucionales que se establecieron para que las personas tengan acceso a educación, seguridad, infraestructura y qué tanto el Estado es capaz de tener presencia en todo el país, comentó al citar por ejemplo que fuera del área metropolitana las capacidades bajan sustancialmente, comentó.
El Índice de Democracia, publicado por The Economist Intelligence Unit (y divulgado en el sitio electrónico de Fundesa) Guatemala refleja que en el 2010 tuvo un puntaje de 6.05, en el puesto 76 de 167 países. Luego fue disminuyendo, y aunque mejoró en el 2015 y 2016, empezó a bajar de nuevo hasta llegar al puesto 93 con 5.26 puntos en el 2019.
Está compuesto por cinco áreas de evaluación: el proceso electoral y su pluralismo, el funcionamiento del gobierno, la participación política, la cultura política y las libertades civiles. Se explica que los valores del índice se utilizan para ubicar a los países dentro de uno de los cuatro tipos de régimen:
- Democracias plenas: puntajes mayores a 8
- Democracias defectuosas: puntajes mayores a 6 y menores o iguales a 8
- Regímenes híbridos: puntajes mayores a 4 y menores o iguales a 6
- Regímenes autoritarios: puntajes menores o iguales a 4
Respecto al Índice de Estado de Derecho del World Justice Project (WJP), el punteo del país ha subido levemente, pero ha retrocedido en puestos, aunque también se debe tomar en cuenta que cada año se integran más países. En el 2015 se situó con 0.44 puntos en el puesto 83 de 99 países y en el 2020, con 0.45 puntos en el puesto 101 de 128.
En la región, Guatemala se encuentra en el puesto 14 de 19 países de Latinoamérica y Estados Unidos, se explica en el boletín. La herramienta provee una imagen sobre la presencia del Estado de derecho en los sistemas gubernamentales del mundo y se mide bajo cuatro principios: rendición de cuentas, leyes justas, gobierno abierto, mecanismos accesibles e imparciales para resolver disputas.
El Índice de Corrupción, pasó en el 2010 de 32 puntos sobre 100, y el puesto 91 de 178, a 26 puntos en el 2019 y la casilla 146 de 180 países. Este indicador no es una variable matemáticamente elaborada, sino una evaluación basada en la percepción de prácticas corruptas en la esfera pública de un país, se detalla en el informe mencionado por Fundesa. Dentro de las debilidades detectadas se mencionan que el país no ha hecho reformas estructurales para combatir la corrupción de manera efectiva, los resultados reflejan la indignación de los encuestados debido al abuso de poder por parte de los políticos y la falta de transparencia al momento de rendir cuentas.