En Estados Unidos, según las autoridades en Tegucigalpa, viven más de un millón de hondureños.
Por EFE
La deportación de hondureños indocumentados entre enero y lo que va de marzo disminuyó en un 42,4 % con relación al mismo período de 2020, según cifras divulgadas este jueves por el Observatorio Consular y Migratorio de Honduras.
En ese período, según un informe del Observatorio hondureño, al que tuvo acceso Efe, fueron deportadas 9.974 personas frente a las 17.331 de entre enero y las primeras dos semana de marzo del año pasado.
Del total de inmigrantes, 8.305 provenían de México, 1.488 de Estados Unidos y 181 de países de Centroamérica, indicó la misma fuente.
El informe oficial detalla que en el período de referencia fueron retornados de México 461 niños y adolescentes hondureños, muchos de ellos no acompañados, 13 desde Estados Unidos y 141 procedentes de países centroamericanos.
Otros 8.568 deportados son hombres y 791 mujeres, indicó el Observatorio Consular de Honduras.
Los hondureños deportados son recibidos en los Centros de Atención al Migrante Retornado (CAMR) de San Pedro Sula y Omoa, departamento de Cortés, en el norte del país.
En 2020 Honduras recibió 36.588 nacionales deportados, cifra que fue la más baja desde 2017, con una disminución de 60 % con respecto a los registros de 2019, según los controles del Observatorio Consular.
En 2017 fueron retornados 48.022 hondureños, por detrás de 2018, con 75.279, y de 2019, cuando sumaron 109.185.
En Estados Unidos, según las autoridades en Tegucigalpa, viven más de un millón de hondureños, entre residentes legales e indocumentados, que han escapado de situaciones que afectan a su país como la violencia y la pobreza.
Los que viven en el exterior, principalmente en EE.UU., envían remesas familiares, las que al año superan los 3.600 millones de dólares, según cifras del Banco Central de Honduras.
En los últimos años se ha incrementado la migración irregular hacia Estados Unidos desde el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) por la violencia y los altos niveles de pobreza que afectan a los tres países.
Desde octubre de 2018 han salido varias caravanas con miles de centroamericanos, la mayoría hondureños, con el propósito de llegar a Estados Unidos.