Los jóvenes quieren tomar parte activa en las decisiones sobre el futuro de Europa y consideran que tienen algo que decir en cada uno de los sectores.
Por EFE
Una de las generaciones más europeístas de la historia y, a la vez, uno de los colectivos más afectados por la crisis de la covid-19, el de los jóvenes, siente que no tiene suficiente voz para decidir sobre su futuro: quiere un espacio propio, pero también que su presencia sea transversal para que sus demandas se escuchen en todos los sectores.
La generación que «va a llevar sobre sus hombros el peso del futuro», en palabras de la presidenta de la asociación de jóvenes europeistas Equipo Europa, Julia Fernández, se siente infrarrepresentada en las instituciones y teme quedar relegada también en la Conferencia sobre el Futuro de Europa a un plano en el que solo se aborden temáticas tradicionalmente asociadas a los jóvenes, como la movilidad o la educación.
Pero los jóvenes también se enfrentan a otros retos y a «más dificultades que otros colectivos para el acceso a ciertos derechos», señala a Efe María Rodríguez, quien forma parte del equipo directivo en el Foro Europeo de la Juventud.
Con una tasa de desempleo juvenil del 17,8 % en la Unión Europea (UE), un dato que, según reveló recientemente Eurostat, se eleva al 40,7 % en España -el país de los Veintisiete con una mayor proporción de jóvenes desempleados-, y con una edad media de emancipación de 26 años (en España, de más de 29), los jóvenes europeos quieren involucrarse para abordar también estas cuestiones.
Lo anterior «afecta a la pirámide de población», alerta Rodríguez, pues la inestabilidad laboral lleva a retrasar la maternidad, de forma que la edad media de las mujeres al dar a luz en la UE supera los 30 años y el 5,2 % de los niños nacen de madres de 40 o más.
Y también repercute sobre las pensiones: «si ahora no se está cotizando, en el futuro a ver qué viene», reflexiona Rodríguez sobre la importancia del papel de los jóvenes en el presente, de cara al futuro.
Además, «cualquier decisión que se tome en política monetaria, bancaria, espacial, de migración o del Pacto Verde, son políticas que tienen consecuencias a largo plazo y somos nosotros quienes las estaremos viviendo», añade a Efe el presidente de la sección de juventud de Movimiento Europeo, Jan Pomés.
Los jóvenes quieren tomar parte activa en las decisiones sobre el futuro de Europa y consideran que tienen algo que decir en cada uno de los sectores.
UNA GENERACIÓN NATIVA EN LA UE Y SUS OBJETIVOS
La actual, es la generación de jóvenes más europeístas. Así lo refleja una encuesta del Eurobarómetro tras los comicios de mayo de 2019, que muestra que el aumento de la participación (hasta el 50,6 % en la UE, el 61 % en España) se debió sobre todo a los jóvenes: entre los menores de 25 años aumentó 14 puntos porcentuales, hasta el 42 %, y entre 25 y 39 años, 12 puntos, hasta el 47 %.
Este colectivo que ha nacido y crecido en el seno de la Unión tiene «unas experiencias y una manera de ver la UE muy distinta a las de otras generaciones que la han tenido que construir», explica Pomés y, por ello, su objetivo es «profundizarla y seguir avanzando».
Esta experiencia joven, consideran, es un gran valor para debatir sobre el futuro de Europa.
MÁS ALLÁ DE UN «ÁGORA JUVENIL»
La propuesta de la Eurocámara para la participación juvenil en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que se celebrará durante un año desde el próximo 9 de mayo, es la de organizar «ágoras ciudadanas», pero los jóvenes quieren dar un paso más, «estar dentro de la sala de máquinas, en el plenario de la conferencia», reclama Pomés, «tener un papel importante».
Este colectivo tiene «un interés activo y pasivo en todos los temas de la conferencia y de la UE», dice Fernández a Efe. «Nos afecta lo que pase en el ámbito climático, en la digitalización o en la economía», añade.
«¿Por qué no podemos hablar de fiscalidad?», se pregunta Rodríguez. «Si se interpreta que no podemos hacerlo porque no tenemos la información suficiente, quizás eso es lo que hay que reforzar (…) así se empodera políticamente a la ciudadanía», agrega.
«Desgraciadamente», añade la presidenta de Equipo Europa, «no se confía demasiado en los jóvenes», no se les da esos espacios para demostrar los conocimientos, implicaciones y aportaciones que pueden hacer en el ámbito europeo, lamenta.
Esta participación podría canalizarse a través de organizaciones juveniles, que son quienes conocen cómo llegar a su generación y que ya están llevando a cabo trabajos para preparar el debate.
Pero la participación de la sociedad civil organizada «no debe ser la única», alerta Fernández, pues se corre el riesgo de que se involucren los «sospechosos habituales», quienes conocen la convocatoria, tienen un interés de antemano y pueden generar un debate burbuja en el que los resultados no sean representativos.
Además, los jóvenes también reclaman un seguimiento de los resultados, para evitar la pérdida de confianza en el proyecto y evitar que se vea como una «ilusión participativa».
PREPARAR EL FUTURO PARA UN ESCENARIO POST PANDEMIA
Pese al bloqueo político de la Conferencia durante más de un año y aunque estos jóvenes creen que «ya vamos tarde», el escenario que deja la pandemia de la covid-19 hace de este un «buen momento para reflexionar sobre cómo queremos ver el futuro sabiendo que esta crisis ha impactado de forma muy grave en muchos ámbitos de nuestra vida», añade Rodríguez.
La covid-19 ha evidenciado que se debe «dar un paso más en una nueva gobernanza liderada por la Unión, tanto a nivel mundial, como a nivel interno», defiende Pomés.
«Todavía nos queda un poco de margen para implementar esas mejoras tan necesarias y lograr que la UE prevalezca en el tiempo», añade Fernández, para estos jóvenes.