La banca, las aseguradoras y las administradoras de fondos de pensión han acelerado cambios tecnológicos en pro de sus clientes y continuarán evolucionando en esa ruta.
Por Revista Summa.
En esta pandemia se han visto grandes avances hacia lo que algunos llaman la “banca sin corbata”, donde toda una entidad financiera se traslada a una plataforma inclusiva de servicios virtuales, capaz de ofrecer oportunidades y soluciones al tiempo, adaptadas y diseñadas para personas de todas las edades.
Las transacciones financieras en línea, desde pagos hasta movimientos de ahorros, trámites de créditos y gestiones de seguros o pensiones, se han vuelto una práctica cotidiana para frenar los contagios en la nueva normalidad, donde evitar la aglomeración de personas es regla de oro, y se instauró para quedarse. Además, el beneficio de la reconfiguración de servicios por medio de la tecnología ha sido de doble vía: garantiza el sostén de la economía y la continuidad de las operaciones, así como tranquilidad y bienestar a los ciudadanos.
Aunque todo ocurrió repentinamente, el cambio también está abriendo puertas a nichos que no tenían vínculos con el sistema financiero formal y ha impulsado la ampliación del portafolio de productos y servicios. Ese acceso, facilita la vida cotidiana y ayuda a las familias y las empresas a planificar para todo, desde los objetivos a largo plazo hasta las emergencias imprevistas, según un informe del Banco Mundial, organismo que promueve la inclusión financiera como pilar para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad.
La pandemia también ha hecho reflexionar respecto a la importancia de estar acuerpado por pólizas de seguros médicos, de vida y patrimoniales, y de plantearlas como una inversión para alcanzar la plenitud, en vez de verlas como un gasto. Adicionalmente, nuevos riesgos vinculados al desempleo, el coronavirus y la ciberseguridad darán un giro al sector y pondrán en escena nuevas realidades.
3 beneficios actuales de la inclusión financiera
- Entre más personas tienen acceso a servicios financieros formales en un país, mejor se puede rastrear el impacto de COVID-19, usando datos bancarios.
- Los gobiernos que pagan sus programas sociales a través de cuentas bancarias ligadas a tarjetas de débito tienen una manera rápida y eficiente de transferir dinero a las familias afectadas.
- Las herramientas digitales y nuevos canales de comunicación que los bancos y aseguradoras han puesto a disposición de sus públicos les permite atender mejor sus necesidades y apoyarlos en el rescate, reactivación o reinvención de sus actividades.
Fuente: Sean Higgins, profesor de Finanzas de la Escuela de Negocios Kellogg, de la Universidad de Northwestern, y la Asociación Salvadoreña de Empresas de Seguros.
La conducta del cliente bancario
Buscan simplicidad y fluidez, principalmente.
Antes de la pandemia, 55% de los latinoamericanos tenían cuenta bancaria y la mitad de ellos ya prefería abrirla por un medio digital. Ese porcentaje está creciendo.
82% de los clientes de banca digital pueden abrir una cuenta en menos de una hora, en comparación con solo el 59% de los clientes de banca tradicional.
Ante la crisis del COVID-19, 63% de las personas se inclinaron a probar una aplicación de banca digital y desde el principio 84% esperaba que las entidades encontrarán formas de impulsar sus canales digitales para garantizar el distanciamiento social.
Fuentes: Backbase, Mastercard y Lightico.
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