En el mundo aún persiste una elevada incertidumbre del impacto de la pandemia en la economía, así como el tiempo que tomará la recuperación económica.
Por Revista Summa
El inesperado impacto a escala mundial provocado por la pandemia del COVID-19 trascendió del ámbito sanitario al ámbito económico. Desde mediados de marzo de 2020, en El Salvador se adoptaron medidas para salvaguardar la vida de la población salvadoreña de los efectos de la pandemia, teniendo inevitablemente un efecto colateral sobre la actividad económica, tal como ha ocurrido en el resto de las economías del mundo. A esto deben sumarse los daños de la tormenta tropical Amanda, que afectó al territorio salvadoreño a inicios de junio del presente año, dada la vulnerabilidad del país a este tipo de fenómenos naturales.
Los resultados económicos durante los primeros seis meses de 2020 reflejan una contracción de 9.3% en el Producto Interno Bruto (PIB) respecto al mismo período del año anterior, contracción que no fue de una dimensión mayor gracias a la implementación de políticas contracíclicas por parte del Gobierno de El Salvador orientadas a apoyar el ingreso y consumo de los hogares mediante la entrega de transferencias en efectivo y paquetes alimenticios, así como a impulsar la demanda agregada mediante el gasto e inversión pública en infraestructura, equipo y suministros necesarios para la atención de la emergencia sanitaria en el país, destacando las distintas fases del Hospital El Salvador.
Asimismo, se dio continuidad a la ejecución de obras de infraestructura que impulsan la actividad económica, tales como el mantenimiento y reparación de la red vial, avances en la construcción de varios tramos del By Pass de La Libertad, el Periférico Gerardo Barrios en la zona oriental del país, la Central Hidroeléctrica 3 de febrero, entre otras obras. Por otra parte, se mantuvo el funcionamiento de los puertos, aeropuertos y aduanas del país para garantizar los flujos comerciales que realiza el país con el resto del mundo, a pesar del contexto del comercio internacional deprimido.
Desde el enfoque de la producción, en el primer semestre de 2020 se registraron reducciones en 15 de los 19 agregados de actividades económicas que conforman el PIB, siendo las más afectadas las Actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas (31.2%); Alojamiento y servicios de comida (-28.3%); Actividades profesionales, científicas y técnicas (-20.3%); Industria Manufacturera (-18.3%); Construcción y servicios de construcción (-17.5%); Comercio (-15.7%); Transporte y almacenamiento (-14.9%) y Explotación de minas y canteras (-13.8%).
No obstante, cuatro actividades registraron resultados positivos en el primer semestre de 2020: las Actividades financieras y de seguros (6.1%); Suministro de agua, alcantarillados, gestión de desechos y actividades de saneamiento (3.1%); Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado (2.0%.); y Actividades de Atención de la Salud Humana y de Asistencia Social (0.1%).
El principal efecto económico de la pandemia en el país se observó en el segundo trimestre, dada una contracción de 19.2%, precedida por el crecimiento de 0.8% en el primer trimestre. Debe señalarse, que esta caída es inferior a la de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, que en el mismo trimestre registró una tasa de -31.4%.
Proyecciones de crecimiento económico
En el mundo aún persiste una elevada incertidumbre del impacto de la pandemia en la economía, así como el tiempo que tomará la recuperación económica. El Banco Central de Reserva mantiene su proyección que el crecimiento económico en 2020 se situará en un rango estimado de -6.5% a -8.5%. Cabe señalar que, la tasa de crecimiento que se observará a finales de 2020 estará determinada principalmente por el comportamiento de los diferentes agentes económicos, de la evolución de la pandemia, del desempeño económico de nuestros principales socios comerciales y de las medidas de apoyo gubernamentales que se implementen.
Se estima un mejor desempeño de la economía para el tercer y cuarto trimestre de 2020, resultado de la reciente evolución de variables claves como las exportaciones y las remesas, cuya dinámica en los últimos meses ha sido mejor que la prevista; así como por la reactivación de las actividades productivas desde agosto, pero sin compensar la disminución registrada en el primer semestre del año. Para 2021 se proyecta un crecimiento de 3.9%, el cual se irá moderando en los siguientes años.
En términos comparativos respecto a la proyección realizada por el Banco Central de Reserva en el mes de junio, el rango y tasa de crecimiento proyectada para el año 2020 se mantiene; sin embargo, las proyecciones de crecimiento económico han sido revisadas al alza para el período 2021-2023 respecto a lo proyectado en junio de 2020.
El Banco Central de Reserva monitorea y compila información disponible de diversas fuentes (públicas y privadas) para evaluar el impacto sobre las ramas de actividad económica y sobre el gasto interno y externo del país, por lo que los resultados ahora presentados están sujetos a revisión en la medida que se disponga de nueva información.