La conexión agro y turismo es necesaria para transformar el modelo económico de los países caribeños.
Por Revista Summa
Los efectos de la pandemia por covid-19 en el turismo y el comercio mundiales evidencian que los países del Caribe deben modificar su actual modelo de desarrollo económico, altamente dependiente de la llegada de turistas y las importaciones de alimentos.
“En China aprendí que la palabra crisis tiene dos componentes, el peligro y la oportunidad. En esta situación del coronavirus ya estamos en la zona de peligro, entonces tenemos que buscar ahora las oportunidades, qué es lo que puede surgir después”, consideró Chelston Brathwaite, Director General Emérito del IICA y exembajador de Barbados en China, en el último de los webinars en los que se analizaron escenarios post covid-19 para los sistemas agroalimentarios de las Américas.
En este seminario, Brathwaite dialogó con el exministro de Energía de Santa Lucía, James Fletcher. Los encuentros virtuales fueron organizados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Brathwaite y Fletcher coincidieron en que la pandemia ha expuesto cinco de las principales vulnerabilidades del Caribe: los impactos del cambio climático (evidenciados por sequías y más huracanes), el nivel de deuda de los países, los altos índices de enfermedades crónicas no transmisibles (como diabetes, hipertensión y cáncer), la dependencia en el turismo y la inseguridad alimentaria.
“La crisis ha expuesto lo frágiles que son nuestras agendas de desarrollo. En 10 de los países del Caribe el turismo contribuye con más del 25 % al PIB nacional, y en los estados del Caribe Oriental la contribución va del 30 % hasta más del 80 %. El turismo es el sector más golpeado y será uno de los más lentos en recuperarse, con esto tenemos un impacto en los ingresos de gobiernos, en el empleo y las familias”, detalló Fletcher.
Los conferencistas apuntaron que para la transformación del modelo de desarrollo en el Caribe es crucial la conexión de los sectores agrícola y turístico.
“Tenemos que revivir nuestro sector agrícola, apreciar y entender la contribución que puede traer al desarrollo y la seguridad alimentaria, así como las oportunidades que da de tener menos importaciones, rejuvenecer nuestras economías, estimular nuevos empleos y empresas en producción alimentaria y mejorar nuestros productos cambiando alimentos importados por otros más nutritivos y locales”, aseveró Brathwaite.
“Nuestra industria turística tiene que ser más sostenible, asegurarnos de que lleve a la equidad social”, reforzó Fletcher.
“Para mí, lo más importante es garantizar que la relación entre turismo y agricultura sea más fuerte”, agregó.
Los especialistas manifestaron que es imperativo modernizar el agro mediante el uso de tecnologías y energías renovables, promover el comercio, la integración regional y la inteligencia de mercados, hacer mejor uso de la tierra arable y agua, invertir en investigación y avanzar en seguros agrícolas y acceso de los agricultores a microfinanzas.
Mejorar intercambio comercial
Brathwaite, quien fue Director General del IICA de 2002 a 2010, explicó que se requieren mejoras en el comercio intrarregional caribeño.
“Tenemos problemas transportando alimentos de una parte del Caribe a otra, tienen que existir sistemas de transporte regional; necesitamos un sistema de información para todos los países para saber qué se está produciendo, dónde, quién lo tiene y a qué precio, un fondo regional de seguridad alimentaria que responda a nuestra realidad”, planteó.
Él y Fletcher comentaron que los países caribeños tienen la capacidad productiva y los recursos naturales para ello. Indicaron que Guyana, Belice y Surinam podrían ser las canastas alimentarias regionales y así se podría reducir la importación de alimentos al menos un 5 %.
Por la caída en el turismo y la baja de los precios del petróleo, los especialistas dijeron que se prevé que la actividad económica en el Caribe se contraiga 6,2 % este año, en el mejor de los escenarios. El panorama más pesimista es que se contraiga 15 %.
Explicaron que las remesas también serán afectadas por la pandemia. Estas proporcionan al Caribe, anualmente, unos US$15.000 millones provenientes sobre todo de Estados Unidos.