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127.000 salvadoreños buscan empleo en la economía más deteriorada de Centroamérica

Sep 9, 2020 | COVID-19, Economía, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Decenas de negocios han cerrado y muchos más no piensan invertir debido a la incertidumbre económica.

Por El Salvador

Más de 127,000 salvadoreños buscan empleo este año en medio de una deteriorada economía y un clima de inversión desfavorable que no se limita solo al impacto de la COVID-19.

Según estimaciones del departamento económico de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, con base a datos oficiales del Seguro Social, a junio de este año se han perdido 72,000 puestos de trabajo. Pero si se toma en cuenta que cada año unos 55,360 jóvenes están en busca de empleo, la necesidad de trabajo alcanza las 127,360 plazas para las que se necesita más inversión.

Sin embargo, las condiciones económicas no son las más favorables. De hecho, las cifras reportan que El Salvador tiene los peores indicadores de la región.

Aunque la pandemia llegó a todos los países de la región por igual, fue El Salvador el que tuvo la mayor contracción en su actividad económica al compararlo con sus demás vecinos centroamericanos.

Según el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) que elabora la Secretaría del Consejo Monetario Centroamericano y que fue compartida ayer por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), El Salvador cayó 14.3 % mientras que la actividad económica de Honduras y Guatemala cayeron 12.4 % y 7.7 % respectivamente.

De acuerdo con Pedro Argumedo, analista del departamento económico de Fusades, esta caída se debe sobre todo a las políticas públicas que el gobierno salvadoreño implementó durante la pandemia las que han deteriorado la actividad productiva y el empleo.

Las exportaciones en la región refuerzan esta paralización económica pues mientras Costa Rica, Guatemala y Honduras seguían exportando sus productos, a pesar de las limitaciones, las ventas de El Salvador al exterior cayeron estrepitosamente al 27.6 %, lo que significa una pérdida de $837.3 millones.

Antonio Zuleta, investigador económico de Fusades, también mostró que entre enero y julio 229 empresas dejaron de exportar en comparación al número del año pasado.

Estas eran de 2,072 en 2019, pero a la fecha 1,843 han enviado sus productos al exterior con muchas dificultades.

El país fue el primero en cerrar todas sus fronteras aéreas y terrestres y el último en reabrir la economía, un punto que todas las organizaciones empresariales han achacado al Gobierno, pues este cierre prolongado también se ha traducido en un mayor número de empresas cerradas y, por consiguiente, de personas sin empleo.

“Si esto no se atiende de forma inmediata e integral, en los próximos meses tendremos a mucha gente inconforme y con muchas demandas sociales”, afirmó Argumedo.

La reducción en el envío de remesas también es otro indicador que ha afectado los ingresos de los salvadoreños. Aunque la cifra comienza a recuperarse, la caída ha sido muy pronunciada.

Argumedo y Zuleta coinciden en que el país requiere en estos momentos que se diseñe un “Plan Marshall” como el que se creó en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, reconocen que este plan necesitaría de financiamiento y dado que el país tiene ahora una deuda que supera el 90 % del PIB, Argumedo apela a un mejor uso de los fondos públicos, centrándose en las áreas que más se necesitarán.

“Esto requiere un plan integral para recuperar los empleos perdidos y ayudar a crear más puestos que se necesitan”, afirmó Argumedo.

“La magnitud de este desafío requiere de una alta cooperación entre el sector público, sector productivo y académico para definir un ambicioso y acordado plan de reconstrucción nacional”, señala el documento oficial de Fusades.

Agrega que “de no hacerlo prolongará una deprimente calidad de vida para los miles de salvadoreños que han perdido el empleo, sus empresas y esperanzas; las consecuencias humanas que se avecinan probablemente signifiquen más migración y más violencia”.

El peor clima de inversión

Y aunque la economía ha comenzado a abrir paulatinamente desde el 24 de agosto, las expectativas no son muy favorables.

Las empresas no perciben que este sea un buen momento para crear nuevos emprendimientos o invertir en los que tienen.

Según Fusades, el clima de inversión reporta el deterioro más profundo en décadas, afectado no solo por el COVID-19 sino también por la incertidumbre generada por las instituciones gubernamentales.

La Encuesta Dinámica Empresarial de Fusades, que recaba la percepción de más de 450 empresas a nivel nacional, indica que el 71.7 % de ellas ve un clima desfavorable para los negocios.

Un 25% de los inversionistas han detenido sus proyectos, mientras disminuyen los empresarios que están evaluando invertir.

De las empresas consultadas en la encuesta, solo el 14% está evaluando realizar nuevos proyectos, un año atrás era 19%.

Este dato preocupa a los analistas pues les muestra que aunque la economía haya reabierto no hay certeza de que las condiciones de los salvadoreños mejoren en el futuro.

De hecho, la institución ha estimado que al cerrar el año es probable que la mitad de la población (50%) caiga en pobreza.

Los economistas instaron a las autoridades a que se comience a crear un plan integral que incluya una mayor creación de empleos y mecanismos que le permitan al país recuperar sus exportaciones. La atracción de la inversión será clave para crear nuevos puestos de trabajo y garantizar a la población mejores condiciones económicas que le hagan recuperarse con más celeridad de la crisis actual.

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